jueves, 12 de noviembre de 2009

Día 1, hora 0

Bueno en realidad son las doce y veinticinco. Renunciamos al bocadillo de tortilla de Pepe y nos reunimos en la habitación del pánico para poner en marcha el club de lectura. Esto no es ninguna tontería. Reunir en un instituto de secundaria a más de diez personas que lean por placer y que estén dispuestas a devorar cinco o seis libros además de los que les endosan en clase de lengua, historia o filosofía es un acontecimiento casi tan importante como que Belén Esteban y Jorge Javier vayan a dar las campanadas en Telecinco.
Después de discudir algunas cosas mundanas como el lugar o el día de la semana de las reuniones vamos directamente a la acción. ¡Señores, yo he venido aquí a leer! Como llegábamos con tantas ganas no hemos tardado mucho en decidir por dónde empezar. En fin, espero que no nos equivoquemos, más que nada porque el título lo solté yo. Bueno por si acaso y por lo que pueda pasar diré que la culpa es de nuestra orientadora que me lo recomendó. (Que nadie se chive a Catalina, que me excomulga). La verdad es que el resto de ideas que se barajaron me apetecen mucho ( Victor Asimov y Romina Lowry) aunque cuando empezaron a hablar de robots y de niños en mundos inventados dedicados a coleccionar recuerdos me empezó a dar vueltas la cabeza y eso con el estómago vacío y antes de una CCP no es sano.
Bueno pues nos espera un frío Noviembre en un remoto lugar de Suecia. Suerte, y que la fuerza os acompañe!

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